Existe mucha confusión sobre la indicación de remisión en el caso del trastorno del espectro del autismo, ya que es poco conocido el papel que cada profesional realiza (USMIA y neuropediatría).
Guías de atención al paciente con TEA.
Las siguientes guías aportan información interesante respecto a las distintas responsabilidades que están atribuidas a cada uno.
Proceso diagnóstico-terapéutico en nuestra consulta.
- Primera visita (30 minutos). Anamnesis, evaluación observacional del desarrollo, exploración clínica, y recogida de datos de otros profesionales (CAT, centro escolar, psicólogo privado, etc.).
- Diagnóstico de desarrollo.
- Diagnóstico de TEA si síntomas inequívocos y de suficiente intensidad, y remisión a USMIA para inicio de seguimiento por su parte.
- Plan de diagnóstico etiológico (pruebas complementarias de primer nivel).
- Plan terapéutico orientado por problemas.
- Diagnóstico de desarrollo.
- Visita sucesiva “n”(15 minutos). Semestral.
- Revisión de resultados de pruebas complementarias.
- Plan de diagnóstico etiológico (si proceden más pruebas complementarias) o conclusión del proceso diagnóstico etiológico.
- Reevaluación del desarrollo.
- Reevaluación de los síntomas del espectro del autismo y diagnóstico si cumple criterios. Valorar solicitar participación de USMIA en los casos de diagnóstico difícil por presencia de comorbilidad o síntomas de baja intensidad.
- Plan terapéutico orientado por problemas.
- Revisión de resultados de pruebas complementarias.
- Visita de cierre.
- Solución de los problemas del plan terapéutico, o inicio de seguimiento por parte de otro profesional con mayores recursos terapéuticos (USMIA).
- Finalización del estudio etiológico.
Objetivos principales de la consulta.
- Inicio precoz de la estimulación en todos los casos, independientemente de la existencia de síntomas del espectro del autismo o de si su presencia es suficiente para constituir un diagnóstico de TEA. El objetivo de la intervención es evitar el desarrollo del trastorno y por lo tanto la actuación debe iniciarse antes de disponer de un diagnóstico clínico, idealmente entre los 12 y los 18 meses, con la aparición de los primeros síntomas, o antes en función de la presencia de factores de riesgo significativos.
- Diagnóstico precoz en la medida de lo posible, y valorando el balance riesgo-beneficio frente a la imprecisión diagnóstica. Idealmente sería deseable disponer de un diagnóstico firme antes de los 2 años en los casos de TEA grado 3.
- Estudio etiológico y consejo genético y reproductivo a aquellas familias con deseo genésico inmediato.
- Tratamiento sintomático de las dificultades afrontables farmacológicamente.
- Dar continuidad de la intervención psicoeducativa a través de los recursos educativos públicos en el momento en el que se termine el apoyo terapéutico en atención temprana, acompañando en el proceso administrativo.