Proceso de evaluación.

El centro escolar es el medio natural en el que se pondrán de manifiesto las dificultades cognitivas de los niños. La información escolar, por lo tanto, es fundamental para poder conocer dichas dificultades. La historia escolar, las dificultades identificadas, los apoyos y adaptaciones, así como aquellas pruebas psicométricas específicas de que se dispongan, permiten realizar un diagnóstico mucho más adecuado.

También es el entorno en el que se relacionan con sus pares, y donde puede observarse de forma espontánea el desarrollo de sus habilidades sociales.

Coordinación de las intervenciones.

El interlocutor principal que participa en esta tarea es el orientador escolar, dado que su posición es idónea para actuar como puente entre los profesionales del centro escolar y los profesionales del centro sanitario.

Proceso terapéutico.

Antes de indicar un tratamiento farmacológico para cualquier trastorno del neurodesarrollo, es preceptivo iniciar una intervención psicoeducativa orientada a tratar de resolver las dificultades por vias alternativas. En este sentido, es fundamental el papel del centro escolar, y del orientador, como coordinador de las estrategias de inclusión, y por lo tanto, para una adecuada valoración de la indicación de tratamiento farmacológico es necesario conocer los apoyos y ayudas a las NEAE de los alumnos que se estén evaluando, y así fundamentar una adecuada indicación terapéutica.

Por otro lado, el feedback del entorno escolar es fundamental para el ajuste farmacológico tanto de los tratamientos para mejorar el rendimiento atencional, como los que se utilizan para ajustar los problemas de conducta.

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