El desarrollo de la lateralidad es una de las curiosidades de la neurología pediátrica que se producen durante el neurodesarrollo, y es consecuencia directa de la anatomía humana (la existencia de un cerebro dividido en 2 hemisferios cerebrales) y del proceso de especialización progresiva que tiene lugar durante el aprendizaje, en el cual determinadas áreas cerebrales se hacen cargo de determinados procesos para mejorar la eficiencia a costa de una pérdida de pluripotencialidad.

Existe lateralidad de varios sistemas neurológicos:

  • Mano.
  • Pié.
  • Ojo.
  • Lenguaje.
  • Memoria.

En la mayor parte de las personas existe una dominancia congruente, aunque no siempre es así, y hay personas que pueden ser diestras de mano y zurdas de pié, o zurdas de ojo y diestras de pié.

En términos generales, los zurdos suelen tener menor lateralización de la función del lenguaje y la memoria, y como consecuencia, cuando tienen una lesión unilateral en el hemisferio dominante, suelen tener menor afectación del lenguaje y mayor capacidad compensatoria.

La lateralidad se establece en el ser humano entre los 2 y los 4 años, por lo que es un signo patológico que un menor de 2 años utilice preferentemente un brazo para manipular los objetos. Se trata de un signo de hemiparesia congénita que puede requerir la realización de exploraciones complementarias para su estudio.

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